3 de septiembre de 2008

Skipy

La buena Skipy se fue el día 5 de agosto. Contaba con la nada desdeñable edad de 17 años y siendo, como era, muy mayor no pudimos hacer nada por mantenerla con nosotros. Estoy convencido que durante todos esos años ha sido una perra feliz, con la que he compartido mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y muchísimo más. Ha pasado casi un mes pero aún echo de menos el sonido de sus patitas por la casa, su mirada insistente buscando comida e incluso el apestoso olor de su aliento. Supongo que habrá que acostumbrarse.
El otro día además, soñé con ella; Todo era normal y ella era joven y gozaba de gran vitalidad. Saltaba y brincaba a mi alrededor meneando el rabo y buscando mis caricias y algún aperitivo de jugosa comida humana. Así es como la recordaré.