3 de septiembre de 2008

Skipy

La buena Skipy se fue el día 5 de agosto. Contaba con la nada desdeñable edad de 17 años y siendo, como era, muy mayor no pudimos hacer nada por mantenerla con nosotros. Estoy convencido que durante todos esos años ha sido una perra feliz, con la que he compartido mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y muchísimo más. Ha pasado casi un mes pero aún echo de menos el sonido de sus patitas por la casa, su mirada insistente buscando comida e incluso el apestoso olor de su aliento. Supongo que habrá que acostumbrarse.
El otro día además, soñé con ella; Todo era normal y ella era joven y gozaba de gran vitalidad. Saltaba y brincaba a mi alrededor meneando el rabo y buscando mis caricias y algún aperitivo de jugosa comida humana. Así es como la recordaré.

3 de julio de 2008

Sudor, lágimas y mocos

La vida no es siempre como uno la espera. A veces sales de casa pensando que va ser un día más y vuelves vacío, como si te hubieran robado la cartera del alma. Cosas que pasan. Supongo que es normal y a todo el mundo le ocurre alguna vez, pero... ¡vaya! duele. Y entoces te toca pasar una noche entre fluidos que salen de todos los orificios de tu cara; Sudor, lágrimas y mocos acompañan a tu sueño inquieto, poco constante. Te rebozas en ellos porque pringan la almohada, te rebozas en tus pensamientos porque pringan tu mente, así que a la mañana siguiente cuando te levantas no esperas otra cosa que darte una ducha y quitarte toda la guarrería de encima. Yo ya me la dí y pese a que froté con jabón no me lo he quitado todo de encima. El tiempo ayudará.

17 de junio de 2008

Ya ni si quiera eso...

Madrid


Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar
a los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando
como el perro enfurecido, fluyendo como la leche
de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole
por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las
tristes azucenas letales de tus noches?


Dámaso Alonso, Insomnio

10 de junio de 2008

Os lo advertí


Me levanté media hora después de que empezara la marcha ciclonudista. Me dolía un poco la cabeza, pero no me importó. Me vestí corriendo para coger la bici y salir. Me desvestí corriendo para echarme crema de sol por todo el cuerpo porque me había olvidado y no quería achicharrarme. Volví a vestirme y salí a toda velocidad con la bici con la intención de alcanzar a la ciclonudista. En la calle Génova vi al primer grupillo de ciclistas desnudos. Aceleré hasta que me vi inmerso en una marea de culos, ruedas, miembros, sillines, tetas y pedales.
Una vez observado el percal hice una parada técnica en una acera dónde unos viejezuelos curioseaban el pasar de las bicicletas. Delante de ellos me quité toda la ropa. Debo reconocer que al principio me dio un poco de vergüenza, pero la columna de ciclistas despelotados me animó mientras fluía al grito de "¡No nos mires, unéte!".
Una vez en porretas y subido a la bici, me invadió un sentimiento de profunda libertad. La bici es un medio de transporte que te hace sentir libre de por sí, pero si encima vas desnudo cuando montas la sensación es indescriptible.
La marcha continuó por Colón, Cibeles, Atocha, Embajadores, Pta. Toledo y finalmente Plaza de Oriente, dónde hicimos una parada delante del Palacio Real para saludar a su majestad con nuestras hermosas nalgas al aire.
Es ese punto surrealista y absolutamente provocador que tiene la desnudez, esa rotura de la realidad que supone estar desnudo en un sitio público, transitado y además emblemático lo que más me gustó de esta experiencia.

El año que viene os espero.

5 de junio de 2008

Desnudos frente al tráfico

Yo voy. ¿Alguien se apunta?


Más info en la web de BiciCrítica y en www.Ciclonudista.net

4 de junio de 2008

Se fue Bo

Se fue Bo Diddley, hijo del Blues y padre del Rock & Roll. El corazón no le aguantó tanto ritmo y se paró a los 79. Otro de los grandes que nunca veré en concierto.

25 de abril de 2008

Bicicrítica de Abril

De traje corto y con mi sombrero cordobés me fuí pa' la bicicrítica de abril, mi arma. Buscando la Cartuja y alguien que me invitara a un fino, cabalgué a lomos de mi corcel sin calesita ni ná. Al final llegamos con la romería desde la Cibeles hasta el Barrio del Pilar, a la Piluka, dónde no había ni casetas, ni buñuelos, ni tablaos flamencos para esharnos unos bailes pero encontramos cervecita fresca para agarrarnos una buena papa..

¡Ozú, mi arma!
que llegué mu' cansaíto
porque no hubo pescaíto frito,
la bici me sacó una almorrana,
pero se fué con gracia sevillana.


23 de abril de 2008

Árbolardos

Caminando por la calle Toledo, de noche, mi perra husmea un arbolillo enclenque que se esfuerza por crecer entre la polución y el estrés humano que le rodea. Yo, meditabundo, recuerdo que alguna vez leí que Madrid es la ciudad del mundo con más árboles alineados, es decir, plantados en fila a lo largo de las calles. Googleando encuentro que hay en esta ciudad 216.000 árbolillos como los de mi calle, al filo del tráfico y aportando algo de oxígeno. Pero mi reflexión de sacar al perro va más allá. Si Madrid es la ciudad del mundo con más árboles en línea y entre cada dos árboles hay del orden de 5 o 6 bolardos, en esta urbe habría más de un millón de bolardos, y eso contando sólo los que están situados en las calles con árboles, que como bien sabemos no son todas. Entonces y a la luz de estos datos ¿Somos la ciudad con más bolardos del mundo?

30 de marzo de 2008

Peripecias culinarias II


Ya se puede decir que estoy hecho un hombre moderno de provecho pues soy capaz de cocinar platos semi-complejos obteniendo unos resultados bastante dignos invirtiendo esfuerzos relativamente pequeños. Parte de mi éxito se lo debo a la cocina tradicional española de la que son paradigma las lentejas. Siempre he pensado que tienen algo de mágico: introduces una suerte de ingredientes en una olla, cubres de agua, dejas cocer... y ya tienes unas fantabulosas lentejas como las de la foto. Es una transformación tan fantásticamente fácil que aún alucino con la gente que dice que no sabe cocinar...Pues hacer unas lentejas no tiene ningún misterio.

14 de marzo de 2008

8 de marzo de 2008

A las diez y media



El mensaje de texto era explícito, indicaba una hora y un lugar. Luego repetía la hora. Después venía la despedida y volvía a dejar clara la hora de la cita: A las diez y media. Algo me olía, algo flotaba en el ambiente, era ese clima conspiranoico que se respira cuando un buen número de gente se pone de acuerdo para un acto de éstas características. Yo no soy tonto y algo sospechaba. Pero ni de lejos imaginaba una cosa tan grande como lo que pasó ayer. No esperaba tanta gente de tan distinta procedencia, gente que no se conocía entre sí. No esperaba regalitos ni tanto amor flotando en el aire. No se me hubiera ocurrido que bailar el schotis con desconocidos fuera tan divertido, ni que fuera tan díficil conseguir que alguien te meta un hielo por los gayumbeles. No sé. Estoy impresionado. Quizás este sea el típico post cursilón de exaltación de la amistad, pero os quiero a todos, creisi moderfuquers.

Cactus de la jornada: Ficus Indica

Ésta bonita Opuntia la compré en la tienda de al lado de mi casa hace bastante poco. Me impresionaron los higos violáceos que le salen cómo dedos amoratados e hinchados. Resulta que además son comestibles y se conocen cómo Higos Chumbos o Tunas. El tallo del cactus, es decir la palma de la imaginaria mano que forma, también se come en México, en ensalada por ejemplo. De momento es demasiado pequeña para echarla al plato, además me costó una pasta, pero cuando crezca prometo invitar a ensalada de nopalitos. ¡Chíngale güey!


16 de febrero de 2008

Peripecias culinarias



Ahi va una foto de las albóndigas que me marqué el otro día. Estaban francamente ricas y es que el que no sepa cocinar es porque no tiene el libro de Simone entre sus manos. Desde luego mis prácticas como cocinero están mejorando mis habilidades pero sobretodo mi confianza, y es que convertir una masa de carne cruda en unas deliciosas almóndigas caseritas con su zanahoria durita, sus champis y su cebollita casi imperceptible no tiene precio. ¿A qué tienen buena pinta?

9 de febrero de 2008

Alopecia bucal

Que profundos y terribles son los desafueros humanos, que solo me siento, que solo me he sentido siempre. La oscuridad es buena compañía solo de vez en cuando. Sin amigos. Sin amor. Sin dolor. Vacío. Me siento vacío, la vida no me llena en estos días apocalípticos. Me engaño a mí mismo. Todo funciona, Jero, todo está funcionando bien. ¿Por qué? No hay necesidad. Conviene hablar con uno mismo más a menudo. Parques, botellas y petas. Dura compañía que no lo es tanto. No soy capaz de odiar, pero a veces pienso que debería. Mi vida está controlada por mí mismo. Soy cómo una presa de emociones que se retiene a sí misma. No lo puedo entender. Debo ser más espontáneo. Más sincero contigo mismo. Cretino. Mancha incólume. Alopecia bucal. Pérdida del sentido de la sensibilidad. Insensible e impasible. Surgido de lo más profundo del obscuro abismo de mi conciencia. Dadá no Papá. Escritos surgidos como un desahogo. Me ahogo. No puedo gritar. Es el infierno. ¡La pena eterna! ¡Mirad cómo asciende el fuego! Hoy mi cabeza no quiso sentirse bien. No sé si tiene sentido continuar teniendo esta vida que no me gusta. No me gusto. Soy feo. Pero es aún peor que soy un inconstante, infinitamente constante en mi inconstancia. Un hombre que no se cree a sí mismo difícilmente puede creer a los demás. Ese es mi problema. No existo. Y el concepto de mí que existía en las mentes de las gentes que para mí eran importantes se desvanece. No puedo hacer nada. Estoy atrapado. Atrapado en mí mismo. Egocentrismo teledirigido hacia tu ser. Ecléctico. Eléctrico.